Reseña
Hugo Coya
Genaro: los secretos, escándalos, triunfos y fracasos del gran mago de la televisión peruana .
Editorial Planeta. Lima, 2015, 199 pp.
Hugo Coya se ha ganado la expectativa por sus publicaciones porque hace bien su trabajo: la investigación y la escritura son intensas, pulcras… hasta fascinantes. Su actividad periodística respalda que sus publicaciones se enmarcan en este ámbito, sus temas son de no ficción y de interés público. Sabe su oficio, envuelve en la magia de sus palabras nuestra atención y nos impulsa a avanzar con expectativa y placer. Este fondo se cumple en su nuevo libro, pero ha cambiado su marco; Genaro: los secretos, escándalos, triunfos y fracasos del gran mago de la televisión peruana no es un trabajo periodístico.
Genaro es un libro complaciente con el personaje, una biografía en la que el autor se ha comprometido para rescatar al personaje de la hoguera de sus detractores en la que se consume su fama; en suma, un discurso narrativo con modalidad panegírica asolapada. Esto lo veta para que sea un producto periodístico, al ser su compromiso con el personaje, Genaro Delgado Parker, y no con el público que le entrega su confianza en el punto de partida; y a ello se suma que vele su intención, lo que por las condiciones intelectuales de Coya es de suma responsabilidad.
Desde el prefacio se observa el derrotero del libro, cuando cita a su protagonista no para cualquier dato, sino para algo medular: “Conservador en política y liberal en economía, defendió a muchos gobiernos porque asegura que buscaba la estabilidad nacional, independientemente de su tendencia” (p. 8). Él no añade nada, por lo tanto podemos deducir que no se moja, y eso en un trabajo de investigación expresa su postura, pues los datos que recoge debían orientar su matiz.
El tema de este libro obligadamente debía mostrar las cualidades intelectuales y morales del autor porque trata de un personaje del que si bien nadie puede negar sus condiciones de visionario de la televisión, de la telefonía móvil, de la televisión por cable; así como de su talento para ver oportunidades de negocio y de éxito en la comunicación en programas, contenidos, personajes. También nadie puede negar que es un personaje de una catadura moral reprochable.
Lo que causa repudio es leer a través de los hechos que estos se comprendan desde una filosofía cínica, corrompida. No es solo que no hay sentencia moral sino que Coya avala la conducta de Genaro Delgado, se vuelve su compinche, su alter ego. En una de las tantas páginas, cuando empieza su batalla para recuperar su participación en los canales 13 y 5, dice Coya: “¿Escrúpulos? Meras trivialidades en un país enfermo de corrupción. Total, los otros lo habían hecho” (p. 164). Esto está expresado después de que el mexicano Ángel Gonzales quedó como único dueño de Red Global (canal 13), tras un acuerdo con Genaro. Incluso la prosa de Coya se presta para envolver en lirismos, en humos de palabras, la conducta del empresario, cuando todo lo hace pensar como un canalla despreciable. En las últimas páginas, sabemos que Genaro por su edad no puede ser juzgado, y en los términos de Coya: “Una vez más la rueda de la justicia, la sabiduría del iniciado y la fuerza redentora de los años viraron a su favor” (p. 172).
No se puede pensar que este libro presenta con respeto y veneración una vida que pende de un hilo, parecería mal hablar de quien está al borde de la muerte, pero no tiene por qué ser así. La historia y el periodismo sin cebarse en invectivas, expone los hechos como son, sin vapores o nubes que los velen o los vuelvan ambiguos, que es lo que se aprecia en este relato. En el conjunto esto es lo que más pesa, aunque encuentro momentos en los que sale a flote lo que tiene que haberle sido evidente al autor: “ [Genaro] posee una increíble capacidad para enmascarar cualquier miseria real o inexistente” (p. 31).
La dúctil prosa de Hugo Coya se vuelve para el entendido en fuegos artificiales, inconsistente, colorida. Es un buen conocedor de promesas, de expectativa letrada, pero, recogiendo términos de un subtítulo de su libro, nos tima con el tema, y rompe la ilusión de encontrar un poco de historia de la televisión peruana.
Por Nancy Salas