Reseña/

 

Castellote, Alejandro

Mapas abiertos, fotografía latinoamericana

Ludwerg editores y Fundación Telefónica, Barcelona, 2003. 341p.

 

La propuesta de " Mapas abiertos" resulta en sí misma interesante. Como el nombre del libro lo indica, y el autor lo reafirma en la presentación, la publicación pretende ofrecer una visión amplia de la fotografía latinoamericana referida a la década pasada (1991­ 2002). Es decir brindar un panorama a partir del cual puedan contrastarse las visiones —generalmente estereotipadas­ que existen sobre la fotografía de la región, heredada de la imagen rural y tercermundista que aún subsiste sobre nosotros.

 

Alejandro Castellote inicia la presentación del libro cuestionándose la validez del término "fotografía latinoamericana". De acuerdo con el investigador, esta denominación debe entenderse básicamente como un término catalizador, lo cual no implica una "coherencia y una continuidad de intereses y de sensibilización" (15 p).

 

Castellote defiende también la necesidad de superar "el culto al realismo mágico y al indigenismo cuando es tratado desde una perspectiva exótica" (16 p). Esta mirada reduccionista, según su apreciación, prevalece aún y es alimentada por artistas y curadores que representan "los universos indígenas convenientemente estetizados" (16 p). Para sustentar esto último cita al fotógrafo peruano Juan Manuel Figueroa Aznar (1 87 8-1951) y su obra de fotos-óleos con escenas costumbristas realizadas a partir de 1910, referencia que a nuestro parecer resulta anacrónica, por no ajustarse al período de estudio que el libro propone.

 

Sin embargo, como bien acota Castellote —citando al crítico cubano Gerardo Mosquera—, esta mirada estrecha, con respecto al arte latinoamericano en general, se debe también a que, en su mayor parte, las exposiciones de arte se producen "de los centros hacia las periferias", y a que son "financiadas, organizadas y curadas por instituciones especialistas de los centros, que son los que tienen el poder y la iniciativa para hacerlo" (16 p).
Para realizar una justa lectura del libro resulta importante indicar que no se ha pretendido elaborar una jerarquía de artistas o una catalogación equitativa por países, sino que la selección de los artistas responde a "criterios subjetivos orientados a hacer inteligible la estructura del proyecto" (17 p), que tiene por vocación principal ser un "mapa abierto".

 

A pesar de este propósito, los editores consideraron que Brasil (por su inmensa diversidad cultural) y México (por el impulso de sus instituciones a la fotografía y su decidida voluntad de "posicionarse como catalizador del arte latinoamericano") merecían una contextualización aparte. Los ensayos de estos apartados han sido escritos por Rubens Fernández Junior y Alejandro Castellote.

 

Dada la complejidad del tema central, los editores han sido conscientes de los objetivos ambiciosos que el proyecto planteaba y, por tanto, han propuesto también una metodología novedosa. La investigación correspondiente se realizó en cada uno de los países de origen de los fotógrafos, además se consultó con artistas y curadores locales; pues, según el recopilador, la filosofía que guió al proyecto pretendía "escuchar la voz" de estos, quienes son los auténticos conocedores de la creación en sus respectivos entornos" (17 p).
Sobre la metodología de investigación podemos considerar los comentarios de Andrés Garay Albújar,
coordinador encargado del proyecto en Perú y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura. Según afirma, primero se indagó sobre fotógrafos que tuvieron presencia importante en bienales, exposiciones internacionales y nacionales, y en publicaciones, dentro del marco de estudio. Una vez localizados, se procedió a entrevistarlos personalmente y ver sus obras. Casi la totalidad de los fotógrafos vivían en Lima, salvo algunos que residían en el extranjero. Esta situación hizo evidente una gran ausencia de fotógrafos relevantes del interior del país. A pesar de esto se contactó con fotógrafos de Trujillo, Cuzco y Arequipa, pero sus obras no se ajustaron al planteamiento del proyecto.

 

Además de artistas peruanos, "Mapas abiertos" reúne los trabajos de fotógrafos y artistas que se valen de la fotografía, procedentes Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, España, Estados Unidos, Guatemala, México, Nicaragua, Países Bajos, Panamá, Portugal, República Dominicana y Venezuela. En cada país hubo un coordinador del proyecto, que se ocupó de la recopilación física de las obras, digitalizaciones y más detalles de orden logístico.

 

El portafolio de imágenes de "Mapas abiertos" está dividido en tres apartados: "Rituales de identidad", "Escenarios" e " Historias alternativas". Este criterio temático se ha creado a partir de " las ideas más frecuentadas por los artistas de la década de los noventa: la identidad y la memoria, los géneros, las ciudades, el espejo social, los mitos y los rituales, etc" (16 p). Según expone Castellote, la determinación de esta estructura se ha hecho en forma deductiva, evitando así clasificaciones externas prefijadas.
También como su título propone, "Mapas abiertos" no ofrece conclusiones contundes, abarcantes y englobadoras sobre la evolución de la fotografía latinoamericana, mas bien muestra la variedad de miradas que conviven en la región, habitada "por autores cuya obra conforma un difuso mapa de coincidencias en su manera de enfrentar la vida y el arte" (43 p).

 

Tal vez Latinoamérica sea un mapa demasiado amplio para comprenderlo a plenitud, y también demasiado diverso para encontrar puntos sólidos de coincidencia, pero —y aquí discrepamos con Castellote— eso no significa, que por efecto le corresponda —como aventura decir el autor al final del prólogo-, una "frágil identidad" y un " frágil futuro" (43 p). Aunque estas expresiones suenen poéticas, resulta más que impreciso juzgar como "frágil identidad" a la diversidad cultural que nos caracteriza, y más aún aplicar este mismo juicio al futuro del arte y de la fotografía en la región.

 

De acuerdo a los comentarios de Andrés Garay, la fotografía en sí misma, como se demuestra en esta publicación, es un medio que aún no ha consolidado su propia identidad, lo que supone una llamada de atención a los investigadores del medio a ahondar en su estudio de forma más rigurosa, para comprender cómo ésta se desenvuelve o cumple roles tan eficazmente en la intención documental, periodística y artística, en las instalaciones y en otros campos plásticos, por citar solo algunos ejemplos.

 

Este libro es un mapa abierto que no abarca tampoco todos los horizontes, sin embargo, bien puede decirse que se convertirá en un referente obligado para el estudio de la fotografía latinoamericana, casi siempre descuidada por quienes han escrito las historias "universales" de la fotografía. "Mapas abiertos" es un valioso trabajo de recopilación y análisis. Complementan este estudio las biografía de cada fotógrafo y la cronología de los sucesos más revelantes de la década pasada. En definitiva, un "mapa" para leer, mirar con mucha atención y disfrutar.

 

Gloria Huarcaya Rentería Universidad de Piura.

Facultad de Comunicación, Área de Escritura Periodística

 

 

 

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