Reseña/

 

Mónica Codina

¿Quién controla al controlador? Entender la comunicación en la nueva aldea global.

EUNSA. Pamplona, 2014, 123 pp.

 

El presente libro rescata a través del diálogo reflexivo cuestiones esenciales de la Comunicación que aún permanecen abiertas y que merecen ser debatidas en profundidad. Se trata de la entrevista que realiza la periodista Isabel Olloqui a la doctora Mónica Codina, profesora de Ética de la Comunicación en la Universidad de Navarra.


El libro se estructura en nueve capítulos. El primero, “Expresiones equívocas”, enmarca el significado de la Comunicación pública desde sus raíces y el papel del Periodismo en la actualidad. Codina destaca cómo la comunicación interpersonal ha contribuido desde sus inicios a la formación de la persona y reflexiona sobre la dimensión social de las empresas de medios en la sociedad. Siguiendo una visión próxima a Tocqueville, la doctora afirma que para controlar a las instituciones es necesaria la existencia de una prensa libre que denuncie los casos de corrupción y contribuya al buen funcionamiento de la democracia. Recoge algunos de los planteamientos de la democracia participativa, que amplían la concepción de la política más allá de las instituciones, enfatizando el papel de la sociedad civil.

 

El segundo capítulo, “Entornos públicos y privados de la Comunicación”, explora la función de servicio público de los medios y discute sobre la calidad en los contenidos mediáticos. Se plantea la generalización de programas en televisión que traspasan los límites del respeto a la intimidad y del honor de la persona. La profesora denuncia cómo los profesionales son conscientes de los efectos psicológicos perniciosos que fomentan los programas que incitan al morbo, a la “curiosidad malsana”. Asimismo, extiende la crítica a la sociedad de forma global, a un público que no rechaza este tipo de contenidos, sino que convive de forma natural con ellos. .


El tercer capítulo, “Pluralismo informativo”, explica el significado de “informar” en Periodismo, y los factores que influyen en esta labor. Se debate cómo puede ser posible el pluralismo en un entorno comunicativo en el que amenazan los intereses ideológicos y económicos de las empresas mediáticas y publicitarias. Codina concluye que el auténtico significado del pluralismo no está necesariamente relacionado con el origen de la propiedad de los medios, sino con el respeto a la diversidad, el diálogo y la posibilidad de reflejar distintas concepciones de la realidad.


El capítulo cuarto, “¿Quién tiene autoridad?”, analiza el origen y credibilidad de las fuentes de información en el panorama mediático. La profesora cuestiona la autoridad de los líderes de opinión que ocupan el espacio de los medios y reflexiona sobre la confianza que se otorga a las fuentes de información en el entorno de Internet: “Conocer quién firma, quién se pone por testigo de algo es hablar de fiabilidad” (p. 63).

 

En el quinto capítulo las preguntas de Olloqui exploran la cuestión “Sobre la línea editorial o la libertad de las comunicaciones”. Codina afirma que todo medio posee un enfoque del mundo, que define y orienta la posición desde la que comunica. Advierte que la línea editorial no tiene por qué estar reñida con la calidad informativa, siempre que se sigan unos principios éticos para no ocultar o negar hechos que puedan oponerse al ideario del medio. Defiende que el público debería conocer cómo funcionan las empresas de comunicación y acceder a otras fuentes de información al margen de los medios para ser menos vulnerable a la manipulación.

 

En el sexto capítulo la periodista plantea una reflexión específica sobre “La configuración de la Opinión Pública” y se señalan los principales factores que influyen en su formación. Codina enfatiza que “cuando todos los medios de un país ofrecen el mismo análisis como opinión publicada entonces se suele producir un cambio en la opinión pública” (p. 83). Analiza los criterios de selección de las informaciones mediáticas, los procesos de orientación de “la opinión de la mayoría” y otros fenómenos como las cortinas de humo, los globos sonda, etc.


En el séptimo capítulo, titulado “Libertad de expresión”, Olloqui abre un debate esencial: “¿Quién controla a los medios?”, o en palabras de Codina: “¿Quién controla al controlador?” (p. 99 ). Se exponen las alternativas que existen para controlar a los medios de comunicación en un contexto legislativo en el que prima el derecho a la libertad de expresión, y en el que las condenas se aplican a posteriori para evitar la censura. Se destaca el papel que cumplen los consejos audiovisuales, el defensor del público y la propia audiencia en el control de los contenidos de los medios.

 

En el octavo capítulo, “Efectos sobre la audiencia”, Codina enfatiza cómo los medios influyen de forma notable en la socialización de las personas. Sostiene, aludiendo a algunos planteamientos de la teoría del cultivo televisivo, que es crucial encontrar otros referentes sociales, ya que los medios pueden llegar a reflejar una visión distorsionada de la realidad. En el noveno y último capítulo, “Entretenimiento”, se relaciona este tema con los programas de ficción, que contribuyen a la formación del imaginario colectivo. Se observa, a modo de conclusión, que el cambio ético y humano necesario en los medios de comunicación debe iniciarse desde la propia sociedad.


¿Quién controla al controlador? constituye una obra que muestra un panorama diverso de los principales debates sobre el ámbito de la Comunicación en general, y del Periodismo en particular. Los contenidos sumergen al lector en un amplio abanico de discusiones, que le obligan a despertar su sentido crítico y analítico. Al mismo tiempo, constituye un magnífico material didáctico para clarificar diversas definiciones claves de esta disciplina. La lectura se presenta de una manera amena y clara, que lo hace accesible a todo tipo de públicos. Paralelamente, su grado de reflexión teórica, filosófica y sociológica lo convierte en una obra indicada tanto para alumnos de Comunicación como para académicos que deseen deliberar sobre diversas cuestiones controvertidas de esta profesión. El libro trasluce un esfuerzo consciente por conseguir comprender de forma crítica la realidad social del Periodismo actual, sus principales problemas y posibles soluciones. En definitiva, un excelente trabajo exploratorio del mundo de la Comunicación desde un punto de vista humano y deontológico.

 

 

Por Rocío Ortiz Galindo
rocioortizgalindo@gmail.com

 

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