Reseña/
Carlos Barrera (coord.)
Historia del Periodismo Universal
Ariel Barcelona, 2004 417 pp.
Varias han sido las tentativas de elaborar un manual de Historia del Periodismo Universal y esta última que propone Ariel, coordinada por Carlos Barrera, presenta claras mejoras respecto a anteriores intentos y algunas deficiencias difíciles de superar. Para una persona mínimamente versada en el campo de la Comunicación es obvio el cambio tan grande que se ha producido en los últimos años a la hora de enfrentarse con su pasado. Se ha ido imponiendo una visión más global del fenómeno comunicativo y de ahí el rechazo a planteamientos minimalistas y cerrados un tanto simples, como puede ser, en nuestro caso, el de entender el periodismo como una actividad circunscrita a los medios impresos.
Los autores de esta obra parecen entender esa nueva tendencia. Resulta muy útil la Presentación, escrita por el coordinador, para situar los límites del trabajo desarrollado por los doce autores (a los que hay que añadir a otro más, que firma una 1ntroducción un tanto peculiar). Se parte de un dato clave para cualquier manual: la Historia del Periodismo Universal es una materia contenida en la práctica totalidad de los planes de estudio de las Facultades y Escuelas de Comunicación Social del ámbito hispanoamericano. Hacer frente a la necesaria explicación de esta disciplina justifica el intento de coordinar los variados puntos de vista de los profesores universitarios, tanto de España como de América, involucrados en el proyecto.
Como explica Carlos Barrera, "El término `periodismo' se concibe aquí en el sentido amplio y clásico que abarca a los tres grandes medios de comunicación: prensa, radio y televisión", sin olvidar el emergente mundo de 1nternet, al que se dedica el último de los capítulos. El enfoque inicial tiende a la disposición habitual de otros manuales, pero sin embargo, no reproduce ese molde. Prácticamente en todos los capítulos hallamos referencias a la propaganda, a la fotografía, a la publicidad...; en fin, a todo ese entramado tan difícil de deslindar. Ésta es, pues, una de las razones que evidencian que no estamos ante un manual "clásico".
El esquema expositivo no es una repetición o copia de otros intentos previos. La primera parte aparece vertebrada por el nacimiento y desarrollo de la prensa, con una detenida consideración de los casos español y americano, tanto de habla castellana como portuguesa. Este interés en esos ámbitos geográficos concretos resulta obligado por el público a quien
se dirige el libro y, además, se pone de manifiesto que la personalidad de todos esos países se refleja también en su peculiaridad periodística.
En la segunda parte hallamos un esquema más complejo y, también, discutible. Se sigue como criterio la distinción por medios (prensa, radio y televisión, e 1nternet), pero se añaden dos nuevos conceptos: uno basado en la distinción geográfica (volvemos a la reiteración, justificada y explicada anteriormente, de dedicar atención exclusiva a España y a Hispanoamérica) y otro referido a situaciones especiales. Éste último presenta un difícil encaje, pues no resulta muy coherente con el resto del libro destacar qué sucede con los regímenes totalitarios y cómo influyen en la configuración de los medios los cambios de una situación de negación de libertad a otra de democracia formal.
Llama la atención la exclusión del cinematógrafo como medio periodístico, pues desempeñó un papel de primer orden desde el punto de vista estrictamente informativo. Bien nos lo han mostrado Julio Montero y María Antonia Paz en un amplio estudio publicado en la misma editorial hace ya unos años. Siempre se puede justificar esa eliminación, pero hubiera sido conveniente explicar las razones que llevaron a tomar esa decisión, máxime cuando al tratar de los regímenes totalitarios sí se le presta atención.
Los capítulos incluidos con ese diferente criterio resultan de interés y abren perspectivas que pueden ser muy sugerentes sobre todo para los académicos. Más dudosa es la utilidad que puedan aportar a estudiantes de licenciatura, a quienes se dirige primordialmente el libro. En todo caso, están integrados de una forma armónica y logran mantener el tono didáctico que domina el conjunto del manual.
Porque es pertinente destacar la buena coordinación de enfoque y de contenidos que se encuentra en el trabajo realizado por autores tan diversos. Con las diferencias lógicas que vienen dadas por la impronta personal que cada uno aporta, se aprecia una gran coherencia en el tratamiento de los datos. No hay abuso en el uso de éstos, en forma de tablas o gráficos, si bien es lógico que se contenga abundante información, pues son muchos los países tratados y amplio el período histórico abordado. Es clara la división en epígrafes y la cronología paralela empleada. El texto, en definitiva, es asequible y de fácil comprensión.
Se aprecia también un esfuerzo por ajustar el contenido y evitar una paginación excesiva. Se podría afirmar que eso es algo lógico porque se trata de un manual para una asignatura, no considerada como troncal en muchos casos. Pero si lo comparamos con otros intentos anteriores, entenderemos el mérito de éste, pues no es tan fácil alcanzar ese objetivo. El libro posee una presentación agradable y es de manejo sencillo. No sólo lo agradecerán los alumnos, sino un público más amplio,
interesado por la Historia Contemporánea o por la Comunicación en general, pues es, también, un potencial lector de esta obra.
Por Carmela García Ortega