Reseña/

 

David Hidalgo

Sombras de un rescate: tras las huellas ocultas en la residencia del embajador japonés

Editorial Planeta. Perú, 2007. 206 pp.

 

David Hidalgo es un cronista y sabe su oficio. Su libro intenta reproducir a la manera más pura de la crónica toda la odisea que representó la toma de la residencia japonesa por terroristas del MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru) desde diciembre de 1996 hasta abril de 1997. Y aunque su título parece poner énfasis en lo que de demérito tuvo el asalto a la embajada japonesa y la liberación de los cautivos, esto sólo se ventila en la parte final, donde todos los indicios llevan a pensar en que se ejecutó a aquellos terroristas que quedaron con vida.

 

La mayor parte del libro intenta narrar, al modo policial, con intriga y expectativa, no sólo la historia del acontecimiento mismo, sino todos los hilos que la urdieron, empezando por los personajes. Pero antes de adentrarnos en el manejo de los componentes de la historia, detengámonos en la manera como Hidalgo da luz a los hechos.

 

Hidalgo logra recopilar a la manera del buen cronista todos los testimonios útiles para reconstruir la secuencia de hechos que desembocan en el asalto a la embajada japonesa el 22 de abril de 1997, día en que los japoneses celebraban el natalicio del emperador del Japón. Es un trabajo apreciable, se nota un esfuerzo meritorio, más aún en un país como el nuestro en el que el trauma dejado por la violencia terrorista es algo que marca todavía el desenvolvimiento de la vida nacional, más la de las instituciones oficiales donde recabar información genuina puede resultar una tarea titánica. Así pues, Hidalgo y sus colaboradores han dado con las teclas precisas para extraer por lo menos las versiones que luego de contrastes y deducciones le han servido al autor para configurar con mucha verosimilitud la sorprendente osadía de Néstor Cerpa, líder del MRTA, que desata el increíble secuestro de tantas personalidades públicas en el Perú.

 

La reconstrucción de esta historia logra bien su efectismo mediante la visión interna del narrador, y el clima de tensión que la recorre, aunque en momentos puntuales el autor cargue la tinta con un resultado altisonante (“Faltaban 126 días para su muerte”, “Allí estaban cuando les tomaron las últimas fotos en libertad”, …). La mirada del cronista es desde dentro de la historia, lo que hace más impactante todos los detalles, datos, hechos e ideas que desmadejan esta historia, contada con mimo, regodeándose en los detalles que permiten valorar que no se ha desperdiciado nada que pueda permitirnos como lectores ser testigos cuasi presenciales de la trama del secuestro. Hidalgo no desperdicia cuanta oportunidad se le ofrece para su puntillosa prosa. Ya solo leamos lo que dice de la invitación que congrega a los invitados: “Era una tarjeta de fino papel crema y delicadas letras alargadas, …".

 

El autor hurga bien en todos los momentos que vivieron secuestrados y secuestradores, lo que permite tener idea clara de cómo se fueron desenvolviendo esos casi cuatro meses de convivencia, entre momentos de distensión y fricciones. Por una parte, los terroristas del MRTA que resultan de variada condición delictuosa, lo que lleva a meditar en las causas por las que se enrolan y en sus destinos de condenados de antemano que algunos por su inexperiencia ignoran. Por otro lado, los rehenes que tuvieron el temple para soportar su situación, procurándose incluso actividades para su distensión. Entre ellos se rescata en la obra desde el sacerdote jesuita Juan Julio Vicht, que tuvo un papel estabilizador, hasta aquellos militares que sirvieron de enlace para ayudar con información estratégica útil para el rescate. En esa convivencia se ve el tramado del Servicio de Inteligencia que orquestó Montesinos y sus secuaces para liberar a los rehenes y que si no fuera por todo lo que se ha descubierto de este pernicioso asesor estaría considerado como un conspicuo ciudadano que prestó un gran servicio a la nación.

 

Este trabajo está inscrito en la línea de trabajos muy depurados desde el enfoque periodístico, como los que Sally Bowen nos ha ofrecido y que aclaran la historia de hechos trascendentales que el peruano interesado en su realidad no puede dejar de conocer. Es loable que David Hidalgo haya aunado los recursos de su profesión con el talento que tiene para contar y nos haya ofrecido un espléndido pero arriesgado trabajo en el cual él apuesta porque sea la verdad de lo acontecido.

 

Por Nancy Salas Andrade
nsalas@udep.edu.pe

 

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